Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro…
ese aquel que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería.
MARIO BENEDETTI
Cada noche amanezco fulminado
por los escozores de la conciencia
y por el rayo de la memoria.
Me liquida en punto la madrugada
el recuerdo de lo que no seré,
así que pasen los días
y vuelva a reventarme contra esta cama
o aprenda a borrar cicatrices
con las horas.
Quisiera desenvenenarme de ellas,
de las escamas y de los misterios,
la frágil intimidad del tiempo
que va llenándome las manos de
todo lo que nunca tuve:
el piano,
el verso,
aquella vida.

Iván Onia Valero (2007)
PRECIOSO.
ResponderEliminarLa imagen,el piano, el poema... SÍ,verdaderamente precioso.
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