sábado, 11 de enero de 2020
Esta violeta no dice la corriente,
El amor de una era es el reloj del mar
Tu crisantemo mirando,
la canción de amor
Esta rosa de bello y quieto y extraño resplandor.
Nubes de noche rojas, sus encantos, y el otoño
Mis manos de orquídeas se ven y brillan,
Nuestra agua se derrite en el sur y en la noche
Mi tulipán y las estaciones de los durmientes.
Cree en el mundo verdadero, orgulloso y fuerte
Este pensamiento que estaba con el sol de la luna,
sombras intrépidas y sonoras
Tu iris así como la constelación,
nuestra luz en la oscuridad con el mar oscuro y lúgubre
Que el cyclamen y las doncellas siguen en pie, que con levedad nunca busquen la tierra
Se escuchan mis manos amapolas;
la efímera marea, las salvajes velas blancas
La dalia y la lluvia descendente y los vientos;
esta llama que rompe las nubes
Esta lila brilla y mira la tierra a la sombra,
esta perfección de todas sus primeras esperanzas
Nuestro clavel y la luz del sol;
esta casa del día y la noche, el atardecer frío
Jazmín e invierno están ardiendo en la hierba;
un ala morada
Un ranúnculo es un monumento amoroso del pasado,
un hada triste había llegado a las estrellas del tiempo
Una camelia era una canción,
al pie del aire y el hueco salvaje
Esa azalea sostiene la tierra la luz,
un dragón espera un mar cálido en las ramas
Higo y espuma;
nuestra higuera ha llegado a los pájaros,
sus olas verdes han hecho un hechizo errante
Los sueños del narciso y el trueno;
este enigma debía ser visto
Esther Cinta Reyes
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