
Ayer se presentó la antología "La inopia" con los poemas de autores que hemos pasado estos años por el programa de radio del mismo nombre que se emite cada jueves en Radiopolis (88.0 FM).
Mi aportación fue el poema El nadador, que aparece recogido en mi poemario El hijo (de Sharon Olds) Maclein y Parker, 2018.
EL NADADOR
Aquí soy como un ser verdadero,
invisible, una ameba que galopa en el rocío
SHARON OLDS
Espero a que la playa esté algo vacía
y me adentro en el agua, como
una Alfonsina Storni invertida
que buscara vivir ahogándose.
Primero nado con toda la fuerza
reunida de mi triste complexión;
la plenitud era esto: cuatrocientos metros
de travesía sin elegancia
y un ramillete de jadeos
por donde se me escapa lo terrestre.
La he olvidado, me expulsa,
ya no pertenezco al agua.
Quedo flotando, me río de Arquímedes,
todo hombre sumergido en el mar
experimenta un empuje vertical
y hacia arriba igual al peso de la tristeza
desalojada.
Noto cómo los brazos vuelven a crecerme,
la horizontalidad produce nervios,
cartílagos y músculos.
Mediodía y autonomía caudal,
bienaventurados los que flotan.
Pero si me zambullo, te recuerdo.
Peleo con el agua, la deformo,
no se inmuta, me abrazo a las fosas
como el ciego a su perro de tinieblas.
Soy el feto más viejo del Atlántico.
Regresa el hijo pródigo,
el mar me acepta de nuevo
y nado transformado, bello, amniótico.
Mis brazos y mis piernas se quedan,
soy soólo una cabeza y una cola,
el orgasmo de la tarde
olisqueando el óvulo solar.
Hago el amor con el norte de África,
desaparezco,
alguien me imagina.
Iván Onia Valero
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