viernes, 2 de febrero de 2018

Los chicos


El chico de las rodillas huesudas
y aquella piel suavísima
El chico
que me conoció depresiva
y me miraba llorar cada mañana y me decía: «¿Estás bien?»
Aquel otro chico
el apuesto marinero
el que aullaba feliz lo mismo que un cachorrito
mientras
yo ya me estaba vistiendo
Y después otro más
el mofletudo
que llevaba un ancho abrigo negro
y unas Doc Martens
escuchaba a Skinny Puppy
y no mataría ni a una mosca
Se había rapado la cabeza
todo el pelo menos una larga mecha
Y yo no podía contenerme
y le tiraba de aquel mechón
Me decía « Quieta »
Le hacía daño
pero al final yo siempre
volvía a la carga
Chicos
Chicos
El chico
que me hizo aquel dedo muy lentamente
sobre el césped
de las llanuras de Abraham
mientras yo le leía mis poemas
y
su novia rubia
esperaba
embarazada hasta las cejas
(yo no sabía nada de aquella novia
y me enfadé mucho
tanto
que me fugué
con uno de sus mejores amigos)
El chico que fue el primero
el que me enseñó
dónde encontrarme el centro
y me lo frotaba frenéticamente con la mano
cada vez que me penetraba
frota frota frota hasta que salga el genio
El chico que me decía con tono autoritario: «¡Quiero que mojes las bragas!»
Aquel otro que siempre se me colaba en la ducha
por sorpresa para lamerme
a mí esto me parecía realmente muy considerado
por su parte
El chico
superdotado
que me lo estuvo haciendo
durante toda la noche
cinco veces
seguidas
y luego otras dos veces
hasta que yo le dije :
« ¡Para ya, que quiero dormir! »
Aquel de la piel con aroma a azúcar glas
me gustaba respirarle
pero a él
no le gustaba nada que yo le hablase de su olor a azúcar
creo que le daba algo de vergüenza
El chico ingenuo
que me pidió en matrimonio
cuando apenas teníamos 16 años
le dije « No »
pero durante un tiempo seguí
haciéndole pajas
y resulta que ahora está muerto
se lo tragó una montaña
en Nueva Zelanda
y en su funeral
la gente me miraba
de un modo extraño
preguntándose
quién era yo

Geneviève Morin

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