domingo, 22 de enero de 2017

El otro



Ese, al que veo y al que escucho
desde el lado de acá del espejo
¿Dónde, con quién estará hablando?
JOSÉ HIERRO

Nunca me asomé a los espejos más allá
de su física, sus formas limpias.
Soy hombre de rutinas, sé que esta es mi voz,
este es el agua que lava mi cara simple.
A mi espalda está la cama deshecha
con las sábanas tibias y algún sueño adelgazando;

un pájaro se muere entre mis libros,
un cuerpo se abre y se cose sin rostro.

Son sólo algunas patrias de lo profundo
que la mañana deshace.
Real es mi esqueleto, su lección
de equilibrio en la cuerda del bostezo,
el lavabo sangrando con dos aguas,
las carreteras que llevan soñándome
toda la noche como los caballos
sueñan el peso de los jinetes,
la fruta y el pan diarios,
las charlas que no pesan,
la sonrisa en su sitio, esa corbata
que ya no desanudas nunca,
la ceniza en los labios, ese beso del cansancio.

Sé que frente al espejo no soy más
que este puñado de rutinas,
estos zapatos gastados
y, sin embargo, estoy viendo mis ojos
redondearse en un asombro ignoto,
mi boca se ha torcido en mitad de una frase
y mis manos, y mis cicatrices
son, de repente, antípodas de las que eran.

Alguien apaga las luces y cierra las puertas,
aún puedo oír sus preguntas:

¿dónde?
¿con quién estará hablando?

Y me he quedado solo a este lado,
oscuro y torpe con una respuesta
que nunca he pronunciado,
que nadie ha escuchado jamás:

el reflejo que miras cada día,
la cruz contraria de todos tus pasos.
El Otro, –me digo–.
Yo, soy El Otro.

Iván Onia Valero de Galería de Mundo y Olvido (Ediciones en Huida, 2013)

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