sábado, 30 de noviembre de 2019

Espiral


Puedo escribir los versos más tristes esta noche
El reloj de pared
marca mil novecientos
sesenta y nueve. Hace un instante
mamá viene corriendo por las calles
en busca de un refugio
Contra las bombas me oculta en sus brazos
El reloj marca mil novecientos treinta y siete
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Hace un momento mis antepasados
comenzaban a golpear un tronco hueco
para comunicarse con los más próximos lejanos
Sale la luna y toda la horda
se siente rodeada de tigres
borracha de materia original
Examinan el mundo vacío
y sienten que les falta el lenguaje
Golpean sobre un tronco
arrancando de él sílabas enigmáticas
religiones extrañas
conocimientos ilegibles
extenuantes soberbias
premoniciones pavorosas
que se habrán de cumplir una por una
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

El reloj de pared marca mil novecientos
cuarenta y cinco. Suben
las sombras arañando el tiempo
Un tirano de la horda
despedaza la carne de un venado
El salvaje que habrá de asesinarlo
para esperar a su propio asesino
mama en la teta de su madre
El tirano lo mira alimentarse
No hay escena más plácida más horrenda que ésta
Cae la primera bomba nuclear

Hace un momento tengo quince años
Sube a mi piel el secreto más honesto del mundo
muerdo la carne de una vecina silenciosa
Sigo haciendo el amor gimiendo hiriendo
mientras mueren mis familiares
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Mi hija golpea en la puerta
Con su idioma inicial repentino
me recuerda que debo ir a la cena
Mi hija golpea en la puerta
escucho el tronco hueco de mis antepasados
La cena huele a astillas de megaterio mudo
La mesa limpia tiene lobos
El reloj marca un cero deforme

Hace un momento mamá y papá cenaban
hablaban se besaban
creyendo que yo estaba dormido
Papá emigra del pueblo para hacernos llegar
un poco de carne de bestia
Mamá chupa un tendón monstruoso y llora sola
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

El reloj de pared marca las nueve y media
Sube desde la calle el sonido del tráfico
Un perro allá en el pueblo ladra
Un obús silba allá en la guerra
Allá por todas partes hay miedo sangre cálices
miembros rotos fósforo ardiendo

Los ojos de un cadáver anónimo
ruedan al suelo y miran con misericordia:
ven a la horda pidiendo socorro
mediante un tronco hueco
Mi hija golpea en la puerta
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Hace un instante me han comprado un cuaderno
un portafolios un papel de calco
Y en ese cristal que preserva
las manecillas del reloj
miro mi cara de treinta y dos años
Sigo mirando hacia ese rostro antiguo
Sin apartar la vista mi cabeza se apaga
Vienen mis nietos a llorar. Se van
Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Miro el reloj con amor con espanto
con amor con espanto
Miedo amor corazón: dadme lenguaje

Soy un antepasado golpeando un tronco hueco
estoy desnudo bajo la tormenta
Estoy solo en el bosque
sin otra compañía que la horda
A mi lado camina un reloj de pared

La materia total gira enloquece

Vienen los tigres que no se ven nunca

Y todo es solitario y sideral

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Félix Grande
ilustración de Laurie Lipton

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