martes, 4 de septiembre de 2018
Porque fuiste, esa vez, un pájaro
ahora encuentras plumas en el suelo,
por donde pasas una hermana antigua
te saluda con su lenta flecha.
Porque fuiste amniótica, al pez regresas,
porque del agua, a noviembre.
Porque eras la hembra sola,
ahora los lobos y yo te buscamos.
Porque perteneciste al bosque,
abres los fuertes muslos.
Porque ya estabas en el mar, tu alma
es una honda ecuación.
Porque te encontraron en el aceite,
por las aceras bailas,
y el corazón te huele porque del narciso y el dondiego,
recuerdas otras vidas.
Porque vienes de otros siglos,
a mi siglo vienes.
Día de mis días.
De mi sangre, sangre.
Iván Onia Valero
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