Qué será de vosotras, Marta,
Azucena, Laura… Oleaje
de caderas, cabellos, pechos.
Oleaje tallado en humo.
Vestido de melancolía,
de sonrisas hacia las dunas
plateadas. Y el cielo aquél,
azul y frío, que enmarcaba
al Minotauro pensativo…
Marta, Azucena, qué habrá sido
de vosotras, cálida música
entre espejos y cortinajes.
Ahora sois ritmo, sois volutas
de humo, vedijas de las nubes,
ojos de niebla, donde un día
palpitaba la juventud.
José Hierro
Gracias por estos poemas que nos traes. Yo pude ser Marta... pero soy Julia y mi melancolía... el nombre no es relevante.
ResponderEliminarLo terrible de este poema es que todos somos Marta, y Azucena, y Laura. Un abrazo, Julia
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