lunes, 23 de abril de 2012

Muerte en el puerto

Un muelle lleno de otoño, sin música,
sólo la danza de gaviotas y agua
estrellándose contra las paredes.

Las luces palpitando sobre el mar
que anochece a las seis y se desangra
en un misterio limpio y repetido
a diario.

Pero yo no lo veré
otro día más porque aquí me quedo,
bajo este cielo que no aguanta tanta
belleza
-marinero dulce, alegre-.
Bajo este pueblo que tanto he amado.

No lloren, no investiguen esta muerte.
Si hallan mi cuerpo, si quieren abrirlo,
sólo encontrarán peces y palabras.


















Iván Onia Valero (2007)
Fotografía: El ahogado. Hyppolite Bayard (1840)

No hay comentarios:

Publicar un comentario