La naranja recién caída que
rueda por el parabrisas del taxi,
una torsión de cuello adolescente,
el músculo o la yugular que brotan
sin aviso ni alarmas,
el agua que tiembla antes de ser rota
por el cuerpo variante o la roca.
Incluso esta rasgadura metálica,
este solo de plumín para tinta
y papel que dura lo que un trazo;
un rabo de a, una curva de eme,
un zigzag, un pensamiento suspensivo,
un punto y final.
Iván Onia Valero
No hay comentarios:
Publicar un comentario