lunes, 30 de marzo de 2020

Clase de anatomía


En las noches claras se le puede ver, a oscuras, buscando en las axilas de la mujer dormida. Después de un rato encuentra las dos monedas.
Ahora se tumba junto a ella y se las coloca sobre los ojos para cruzar al otro lado.

Toda la noche la pasa así; visitando a sus perros, saludando a los antepasados, los viejos hermanos que fundaron el próspero negocio de la familia que mucho después heredaría papá y, más cerca, a la abuela, que le toca la cabeza como deshaciendo una bufanda. También están los balones pinchados o el pato cojo que no pasó de esa tarde.

Bucea en su pasado de hombre vivo hasta encontrar a la mujer que duerme junto a él, cuando ella le abrochó el botón de la camisa sin conocerle.
Algunas jaulas han de cerrarse para que un pájaro exista, eso dijo.

A la hora que debe, el barquero lo regresa de este lado y él vuelve a esconder las dos monedas en el cuerpo de la muchacha.

Luego se ducha y piensa que, cualquier noche, cuando no sea capaz de regresar y lo den por un muerto de tantos, quizás lo abran delante de un grupo de estudiantes. El profesor con guantes cogerá su corazón, lo pondrá en una bandeja y, señalando con el bisturí, hablará de muchas cosas que en nada se parecerán a lo que sucede.

Iván Onia Valero

No hay comentarios:

Publicar un comentario