domingo, 3 de diciembre de 2017

Epitafio


Solo, pero no muerto, casi muerto diríamos,
pero aún resoplando, con las manos inútiles
y el rostro azul. Vencido, pero ansioso. El mar
puso palabras viejas a mis plegarias. Ola,
madrépora, medusa, acantilado... He sido
el ahogado más duro de roer. Bajo el agua,
digno, iba cantando los poemas de Shelley.
Y cuando las gaviotas querían devorarme,
yo les daba pan limpio de sueños incompletos.
El mar era un dios torpe y no me merecía.

Vicente Valero

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