domingo, 21 de noviembre de 2010

Primera necesidad

Después de vaciarme me trepa el frío
de sanitarios dedos.

Soledad blanca y eco liso, imberbe
compaña con puñales de agua, roca
tatuada en la piel de duros fantasmas.

Dada a la luz lo que es oscuridad
pura, el puño de viento se apodera
de mi estómago. Sólo aire y herida,

y limpia pena y continente solo
me habitan mientras vuelvo a completarme.
Delgados y pacientes vuelven los grados
a mis entrañas. El frío está tras
esa puerta, ya lo noto chillando.

Espera como un lobo en la nieve
que yo regrese, para morder mi vacío.

















Iván Onia Valero

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