jueves, 9 de mayo de 2019
Señor escribano
¡Ay! manito de mi corazón
que ven a mi verita
que me estoy muriendo,
y yo te pido y te encomiendo
que llames a un escribano
y también a mi primo hermano,
porque quiero hacer testamento
como esos payos con fundamento.
Apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted:
¡Ay! apúnteme usted un olivar
que ni se ha sembrao ni se sembrará;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted un camisón
que no tiene cuello, puños ni faldón;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted un San Lorenzo
que se me fue el santo
y se ha quedado el viento;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
¡Ay! apúnteme usted una pistola
que ve a los civiles y dispara sola;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted tres gallinas
que son más decentes que todas mis vecinas;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted cinco duros
que si me los presta me sacan de apuros;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Apúnteme usted un cuadro rompío
que ya ni dios sabe el santo que ha sido;
apúnteme usted, señor escribano,
apúnteme usted.
Monreal y Soriano
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