domingo, 19 de mayo de 2019

De mis castigos y glorias


La soledad es testigo
de mis castigo y glorias,
primera de mis amigos,
la llevo conmigo igual que a una más.
La soledad me hace libre,
la soledad no me engaña,
cuando el mundo se va,
soledad es la última que me acompaña.
Y es la única hermana que vence a la puesta de sol cada tarde,
la presunta culpable del amanecer, solo ante mi ventana
la que llena mi cama de amores y niños,
de abuelos y padres.

Ay, mi soledad,
a nadie nunca como a ti le he sido fiel
a lo mejor te llevo un día ante el altar
porque en verdad, quiero a tu vera envejecer.
Ay, mi soledad,
hemos cruzado tantas ciénagas los dos,
tantos secretos que no podemos contar
tantas palabras que dirían que es amor.
Ay, soledad que a tu manera, subes y me das la mano
y así los dos caminamos juntos por la carretera.
Ay soledad para mí,
que yo soy un varón y tu silueta de mujer
tiene el deseo embriagador
de otras mujeres que ya no me inspirarán
estas canciones.
Aunque muera contigo,
por Dios, soledad solamente te pido
que no me abandones.

Juan Carlos Aragón Becerra, de La banda de capitán veneno, 2008

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