
Mi abuelo le escribía a Elena
con letra de alumno prometedor
–cuida la letra, la letra y los zapatos limpios son importantes,
decían sus padres–.
Mi abuela recogía algodón
y soñaba la tarde amaneciendo,
el horizonte con hombre y bicicleta.
Mi abuela, que nunca aprendió a leer lo que mi abuelo le escribía
–estas arañitas azules en fila que otros me dicen que tú dibujas–.
Yo te prometo mi letra, diría él.
Y yo la nieve, ella.
Iván Onia Valero de Hermanos de Nadie (Karima Editora, 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario