lunes, 28 de enero de 2019

El lamento de la viuda en primavera


El dolor es mi propio jardín
donde el pasto nuevo
arde como antes muchas veces
ardió pero no
con el fuego frío
que este año me envuelve.
Treinta y cinco años
viví con mi esposo.
Hoy el ciruelo está blanco
de racimos de flores.
Racimos de flores
pesan en las ramas del cerezo
y pintan algunos arbustos
de amarillo y otros de rojo
pero la pena en mi corazón
es más fuerte que ellos
porque, aunque fueron
mi alegría, hoy los veo
y aparto la mirada para olvidar.
Hoy mi hijo me contó
que en la pradera,
junto al bosque cerrado,
a lo lejos, vio
árboles de flores blancas.
Siento que quisiera
ir ahí
y caer en esas flores
y hundirme en el pantano junto a ellas.

Williams Carlos Williams

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