jueves, 31 de agosto de 2017


El que mira una cuna, mira un incendio.
Quien mece un cuerpo, lo aventa.
La vida es movimiento mineral,
volanderismo, callejería, revolución
y escándalo de la materia
contra el gobierno de la nada.

Qué lejos quedan los hornos, cariño,
sus chimeneas en el horizonte
como palacios de invierno.

En la playa levantas la arena,
la encierras en un puño,
masticas a puñados generaciones enteras;
fósiles, primos, sílice y sobrinos
que no se hablaban en vida,
celebran la navidad en tu boca.
Fraternidad de los manteles blancos
y el vino. Danzan los muertos reencontrados
como las pulgas de María Fernanda.

Sólo acontecen verdes milagros.
Firmas la paz de lo que tocas,
emites destellos al parirte cada vez
y los niños antiguos nos lanzan besos.
Domas el equilibrio un poco,
orinas los fonemas de mañana.
Son buenos tiempos.

Iván Onia Valero
fotografía de Marta MCD

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