viernes, 7 de julio de 2017


Iván Onia y Juan Cuevas (C/Peris Mencheta, Alameda de Hércules) jueves, 6 de julio de 2017


Es el fin, hermosa amiga.
Es el fin, mi única amiga, el fin
de nuestros elaborados planes. El fin
de todo en lo que permanece, el fin.
JIM MORRISON



El jueves tiene escombros, escoria de lunes, martes y miércoles, más su toque de colonia barata y distinguida que disimula el tufo a cadaverina de la semana. Al jueves le asoma una greña que sólo ven los otros o casi nadie ve, y adivina una madurez que enfila canas y senectudes. No es el preámbulo a la gran fiesta del calendario, no es un eh, amigos, llegó el día, sino un acta de defunción.
El fin de semana es un estrambote de locos, la vuelta de tuerca del tiempo en su número final donde dan palmas los locutores de radio mientras animan a danzar y danzar, como tarambanas y zombis, a los habitantes de las oficinas. Una mentira blanca y canina para que los estúpidos entrechoquen sus esqueletos estúpidos en el coito de los lavabos y suene algo, como un soniquete tribal para los muertos.

Entre la manigua de cascotes y, en medio del terremoto, casi siempre aparece la mano del amigo que rescata al principito que cree que eres. Trae el libro entre las manos mochileras: “toma, uno del Umbral que sé que te gusta” y la alegría vagabunda del que encuentra oro entre las cáscaras de plátano.
Se le sube a los labios una música de miércoles como la sangre invadiendo a la ceniza.

Iván Onia Valero

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