jueves, 28 de marzo de 2013

DIORAMA (seppuku / jigai) Poemas rodados toma 11


¿Haréis caso de mí, de este bufón, de este estafermo?
Desde occidente, yo tengo una visión de Oriente,
y en el amor y en la muerte, este adefesio enfermo,
no ha visto matiz, sexuación, taxonomía del dolor,
pandemónium ambiguo, anfibio, anfibológico,
andrógino, especioso, espanto anal, embuste, ilógico.

Mi error fue simple y absoluto: deshonroso latrocinio de amor,
al cambio entregué mi corazón, a ese embeleco oriental,
que yo, demonio extranjero, os ofrezco en ritual
como parodia de una libertad,
que no tenéis,
como no tenéis honor: ¡valor supremo!

Si todo lo excesivo es bueno
(lo híbrido, lo fatal, el filo especular, lo desmedido,
lo teratológico, grotesco, rostro lívido),
se impone cercenar garganta suya,
matar a la mujer que él nunca ha sido.

Manuel Alejandro López Pérez

domingo, 24 de marzo de 2013

Después del accidente

Cuando levantaron aquel hierro amarillo,
se vio la cosa reventada: dos;
las dos manos del hombre: la gran mano
izquierda, la gran mano derecha.
Machacadas en óxido. La sangre
se espesó con el aire. Lo llevaron.

Si nos vemos, amigo, hay que beber a la salud del hierro.
Llevaré hasta tu boca el vaso con el vino
y, cuando tú sientas que bebes con mis manos,
tú comprenderás que no estás manco en el mundo.

Yo te aseguro que cuando venga lo que vendrá
nadie va a llorar por sus viejas manos atadas.
Y además yo ya no tendré
que estar triste por ti. Va a ser entonces
cuando vas de verdad a tener manos.


Antonio Gamoneda

martes, 19 de marzo de 2013

Una reseña y dos citas poéticas esta semana

Ayer salió publicada en el blog Poemofilia, dedicado a reseñas poéticas, una que hice del hondo poemario de María Luisa Mora Alameda "El don de la batalla". Pincha aquí para leerla.


Por otra parte, participaré en dos recitales poéticos:

Martes 19 de marzo a partir de las seis de la tarde en en el Salón de actos de la casa de la Cultura "El Tronío" en Gines (Sevilla) recital poético No es el amor quien muere: Homenaje a la generación del 27 junto a los poetas Inés María Luna, Nerea Riesco y Pedro Luis Ibáñez Lérida.




Miércoles 20 de marzo, recital poético De lo que nombraron tus ojos. Poesía celeste a partir de las 19:30 de la tarde en La Fragata azul (calle Francisco Carrión Mejías, 5. Sevilla) junto a los poetas Mario Álvarez Porro, Irene Nárdiz y Ana Soto.




Nos vemos! ;)

domingo, 17 de marzo de 2013

Presentación de Galería de Mundo y Olvido

Muchas gracias a todos aquellos que me acompañasteis  la noche del viernes en la velada de la presentación del poemario; amigos de diario y otros que hacía más de veinte años que no veía, editores que son amigos, poetas que hemos ido recogiéndonos los unos a los otros en el camino, antiguas profesoras, maestras de colegio, familia... ojalá pudiera escribir el abrazo que os debo. Gracias.


Dejo igualmente uno de los poemas inéditos que recité esta noche, quizá el que más me costó leer, acompañado por la ilutración que el genial Álvaro Escriche compuso para la ocasión y que se puede encontrar dentro del poemario.


LAND ROVER

Ya sólo duras por lo que recuerdas
J.M Caballero Bonald


A mi tío,
que ya no sabe quién es en las fotografías



Las curvas que llevaban al domingo
guardaban flores de oro en las cunetas.
Son el brazo amputado de la infancia,
el paraíso roto de la siembra.
Éramos domingo en la carretera,
un enjambre de primos que restaban
los kilómetros al sabor del cloro
y hundían la semana en la piscina.
Allí aprendimos el beso de los higos,
la electricidad verde de la ortiga.
Aprendimos de la sandía abierta
la herida por la que cae la tarde
con el sudor redondo de la siesta,
tocamos la garganta de los grillos,
supimos que hay motores que encendían
la verja negra de la despedida
y nos traían la mortalidad
y el caballo del sueño.
Ocurre siempre que la valentía
se parece a morder una manzana
roja mirando a los ojos del tiempo
y la venganza se parece al óxido.
Por eso no jugamos ya con la
herrumbre de la muerte y nos asombra
ver los buitres que anidan hambrientos
desahuciando el verano de los ojos.
Por eso, porque es tan difícil ver
a nuestros padres derrotados todas
las veces que creyeron ser valientes,
ver que los años viajan en Land Rover
y se alejan de vuelta contando luces,
aviones elevándose sin párpados
y nos dejan a orillas de los lunes.
A nosotros que aún sabemos
cuál es nuestro lugar en las fotografías,
que aún besamos el fango de la memoria.

Iván Onia Valero

martes, 12 de marzo de 2013

Primera reseña de Galería de Mundo y Olvido

Pedro Luis Ibáñez Lérida compone de forma magistral la primera reseña de Galería de Mundo y Olvido. Una mezcla de fortuna y honor, contar con las palabras del poeta y amigo en esta nueva singladura. 
Gracias Pedro.


En GALERÍA DE MUNDO Y OLVIDO, de Iván Onia Valero, volumen 23 de la Colección de Poesía Joven, Poesía Eres tú, la palabra abisal de su autor se adentra en la sima del alma humana. No detenta luminosidad. Ésta es inherente a su propia
naturaleza. Como el batíscafo que sumergido adormece la oscuridad en el halo que, revelador y atónito, subyuga su impenetrable ser. La constatación del hecho poético se transluce con el magnetismo propio de lo que atrae irremisiblemente. Así es, una vez cruzado el umbral que, a su vez, es antesala de la galería por la que nuestros pasos arderán, “De la misma manera en que se guardan / los buenos libros, con esa extrañeza / al saber que nunca seremos los mismos / después de aquella palabra”

IVÁN ONIA, tras la publicación de la plaquette Tumbada cicatriz, Ediciones En Huida, 2011, reafirma la dicción de un decir a tras mano. Es decir, su poesía no es para convidados de piedra en los que reverbera la cadencia. El verso no posee eco o resonancia. Es por sí solo rumoroso. Caracola poética que en su inerte concavidad se halla todo el mar. Trémulo es el aire que exhala en su estancia porque “Es cierto, mis pies huyen, / pero no reconocen el círculo”.

GALERÍA DE MUNDO Y OLVIDO se estructura en tres partes. En la primera, Galería de mundo, el poeta delibera en voz alta y construye su propia realidad, “que ya no quiero escribir como / Ángel González, por ejemplo”. No es agravio comparativo ni desdecirse. Sencillamente depurar su propia expresión hasta lo esencial. Delimitar el influjo de su quehacer meditado. Sostener el mejor y mayor indicio de eternidad, que no es otro que favorecer el sino de lo venturoso, “Sin ir más lejos quisiera que una muchacha / me leyera distraída cualquier noche futura / sin saber cómo llegué a sus manos / y repare de pronto en un verso –feroz o dulce- / al tiempo que de su pie suspenso / cae la zapatilla de invierno / -con esa tristeza- / junto a la papelera que arde / o el perro que duerme”. La implicación de la poesía en esta primera parte se hace desdibujando su rostro primerizo: “En ocasiones quiero partir aquello que nazco. / Romperle las piernas a algún poema antiguo, / quebrar como una barra de pan –en su centro- las palabras. Lo abordable del mundo toma un primer plano”. Lo abordable del mundo toma un primer plano, “La lluvia se hace labios en la memoria / y es imposible no volver atrás” y las cuestiones se alzan como incendiaria zozobra, “Mientras cae la tarde, las preguntas / están ardiendo dentro del poema / (...) creemos alcanzar las respuestas / sólo hallamos las huellas de un fantasma”. A partir de esa inmersión metapoética, la relevancia del discurso se sublima en la cotidianidad del amor que es vencido por la insoslayable rutina, “Porque sostenernos / es ya un vicio adquirido / como abrir una puerta / o atender el teléfono / (...) Porque el frío es mirar por una cerradura / para ver hasta dónde somos otros”. La complicación de un mundo aterido por la incomunicación, “Es hora de abrigarse y regresar, / hace mucho frío en lo que ya no entendemos”. El hecho del no lugar, del no sentir, del no ser, “La tarde de domingo es un pingajo / del calendario con sangre de fiesta”.

En la segunda parte, “Poemas en los huesos” la visión poética se fragmenta en hasta treinta esquirlas vespertinas. Ya que el poeta las cifra entre las 18:07 y 20:30. En esta secuencia el poema decrece en extensión y el verso se atempera, “Para que todo sea; / para hacer de la muerte otras sombras, / del insecto, el órgano puro. / Dices corazón o árbol, te haces nombre de ojos abiertos”. Incluso llega a convertirse en aforismo, “Como dientes, / son de leche los libros, / y se mudan” o, incluso, greguería, “Ducharse es otra forma del otoño”. Con la intensidad del deseo, “El invierno se acerca y no hemos aprendido / a llamarnos amor con los ojos abiertos” o en el arcano pronunciamiento de la inesperada belleza que se asoma, “Recoger limones tras la tormenta / se parece a escoger palabras / y a robar planetas”.

En la tercera parte, Olvido, resulta paradójico que el inicio y final se vean fijados con la solidez y peso del soneto. Aparece como una cuidada y pensada fórmula de atajar el embate del tiempo y su carga de olvido. El metro clásico que no se corrompe, que permanece altivo y sereno ante el paso del tiempo. A modo de salvaguarda, de férrea vigilancia ante el Tempus fugit. Estas dos composiciones se merecen a la totalidad de la obra y su lectura incondicional. En esta última parte el poeta combate con feraz palabra. Blande su finísimo y laminado filo, antes sabiamente pulimentado, para, con certero apremio, no dudar en asestar un golpe de inexactitud al exacto tiempo, “Como los artificios / Como palabras / Como éramos / Exactos / Leves / Así”. Es cuando su voz se abraza a la pérdida. Especial significación al poema titulado Land Rover. Todo el tiempo conmovido por la desubicación del mundo y su memoria. Todo el ingrato abandono de un cuadro de Hopper y la infinita interpretación de los símbolos de El Bosco. Porque, al fin y al cabo, todos tememos convertirnos “en el hombre que enumera / otro inventario de temores” y hablar con el “Idioma de lo que un día habitamos”

Señalaba el poeta moguereño y premio Nobel de Literatura, Juan Ramón Jiménez, que, “En edición diferente, los libros dicen cosas distintas” GALERÍA DE MUNDO Y OLVIDO no sería la misma obra sin la aportación artística de Álvaro Escriche , tanto en las ilustraciones interiores como en la propia portada de la obra. La rica simbología que articula, se convierte en un poema visual que delata el fondo poético de su creador. Bellas imágenes incardinadas a un texto del que es arraigo y vigor. Con un marcado acento fílmico que complementa los apuntes que el poeta va sembrando en la vasta extensión de la obra, “tu cabeza rendida sobre mi hombro, / contando el triste tiempo que se escapa / -inasible voz y veloz- por el desagüe / de la pantalla en blanco de los cines”

IVÁN ONIA, poeta que forma parte de las sesenta voces poéticas, nacidas a partir de 1985, y compiladas en la obra La vida por delante. Antología de Jóvenes Poetas Andaluces, Ediciones En Huida, 2012, de Ana Isabel Alvea Sánchez y Jorge Díaz Martínez, que es una amplia muestra de la poesía andaluza actual. Refrenda con GALERÍA DE MUNDO Y OLVIDO, la irrefrenable promisión, que ya es una realidad, de sabernos ante un acontecer que ha dejado de ser resplandor para convertirse en fulgor perenne en cielo abierto.

Pedro Luis Ibáñez Lérida

domingo, 10 de marzo de 2013

Avance

Dejo aquí un avance de Galería de Mundo y Olvido donde aparecen parte del prólogo, algunas ilustraciones y algunos poemas a modo de avanzadilla de la presentación del próximo viernes. Nos vemos!

jueves, 7 de marzo de 2013

Presentación de Galería de Mundo y Olvido


El próximo viernes 15 de marzo a partir de las 20:30 en la Sala El Cachorro (Calle Procurador, 19, Triana) presentaré el poemario Galería de Mundo y Olvido, editado por Ediciones en Huida. El nuevo poemario cuenta con una portada realizada por el fotógrafo Álvaro Escriche, que además ilustra en su interior alrededor de 15 poemas. Igualmente cuenta con un interesante prólogo de Manuel Alejandro López Pérez y estará a la venta a partir de ese mismo día. Si vives o estás por Sevilla ese día, me encantaría contar con tu presencia. Dejo encabezando esta entrada la ilustración elegida para la portada y bajo estas líneas uno de los poemas ilustrados a los que hacía referencia. Nos vemos!


ANATOMÍA DE ALICIA

Nombrarte es comer pan.

Quizá porque la boca se abre para
estrenarte el segmento primero;
silábica modestia, soledad
de A, recipiente y ángulo, agujero
de lengua y paladar para empezar
a decirte.

Después,
el músculo se enrosca y sube al cielo,
lazo en construcción de la ele que trepa
y se asfixia en el punto desterrado
de la i

para dar paso a mis imperfecciones,
mi particular forma de llamarte
en la ce que va en los cauces secretos
de las serpientes huidas en el sur
o el diptongo final que silba y te abre
para que vuelvas, última y cerrada,

en el trigo partido de tu nombre.

Iván Onia Valero