lunes, 17 de septiembre de 2012

No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar. Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos:
en la tierra, en el año
de donde vienes tú,
en el amor con ella
y todo lo que fue.
En esa realidad
hundida que se niega
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
que sólo fue un pretexto
mío para vivir.
Si tú no me quedaras
dolor, irrefutable,
yo me lo creería;
pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
tú me serás, dolor,
la prueba de otra vida
en que no me dolías.
La gran prueba, a lo lejos,
de que existió, que existe,
de que me quiso, sí,
de que aún la estoy queriendo.

Pedro Salinas

2 comentarios:

  1. Hay dolores de los que uno no se puede despedir jamás, tal y como dice la letra de una hermosa canción: "La tristeza es la muerte lenta de las simples cosas, esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón"

    Mari

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  2. El dolor muchas veces es lo único que salva a las cosas.

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