Pero sin duda es otro mi sosiego,
el que yo elegiría de entre todas
las posibles variantes del descanso:
tu cabeza rendida sobre mi hombro,
contando el triste tiempo que se escapa
-inasible, veloz- por el desagüe
de la pantalla en blanco de los cines.
Extraído del poema Sosiegos
Iván Onia Valero
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