jueves, 5 de abril de 2012

















Nos veíamos subir
la Cuesta la Parroquia
a codazos en el fragor
de la siesta en Aguilar sólo
para ver al Nazareno encerrarse
como antes hace un mes
nos habíamos visto detrás
del mostrador del Chache
Pepe eligiendo la camisa
que llevaríamos el Viernes Santo
cuando nos viéramos
viendo al Nazareno encerrarse
de culo con la intuición de que todo
estaba ocurriendo entonces y al mismo
tiempo en un futuro ya sin nosotros

algo así como un anticipo
de la muerte acentuado por aquel
redoble de la baqueta en la tersa
piel del tambor
como si en realidad
no estuviéramos allí sino
ya de vuelta viéndonos devorar
con una mezcla de asco
y nostalgia la fría
ensaladilla del recuerdo.

José de María Romero Barea
(mil novecientos setenta y) Dos
Ediciones En Huida  (2011)

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