Te he susurrado el nombre del poema
nuevo.
Tan jóvenes éramos estos días
que el poema era una migaja simple,
un azote de isla recién nacida
desvestida aún de nostalgias prístinas
y dolores vertebrados.
Tan jóvenes éramos por ahora,
convertidos en fibrosos caballos,
que nunca levantamos un puente
desde el que asir remembranzas
o sobrevolar olvidos.
Curdas y soberbios de juventud,
transcurrir dejamos el tiempo que era
nuestro,
filtrarse limpio por las catacumbas,
enterrarlo apenas como un tesoro
al que volver algún día -intactos-
para desenterrar remordimientos.
Iván Onia Valero (2006)
Cuadro: La juventud de Baco. William Adolphe Bouguereau (1884)
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