jueves, 3 de noviembre de 2011

Disfrazado de viento


Tender la ropa
es arriesgarse
a vestir al viento.
Por eso,
cuando descubro
que me falta alguna prenda
no pienso en ladrones
de carne y hueso.
Deduzco, entonces,
que el viejo seductor de veletas
encontró lo que buscaba
para llevar a cabo
una nueva conquista.

Y así,
me consuelo imaginando
que el veloz salteador
de ventanas y azoteas,
esta vez vestido de mí,
ha salido de nuevo victorioso;
pues yo, a tus ojos,
parece ser que,
por mucho que intente evitarlo,
estoy sin remedio,
día tras día,
invisible.
Ya ves,
quién lo diría,
disfrazado de viento.











Fran Nuño, de Deambulaciones (Ediciones En Huida, 2010)
Cuadro: Ropa tendida, de Toñi Ordóñez

1 comentario: