domingo, 23 de octubre de 2011
Los flacos símbolos
Es esta pobre sangre la que te hará
menos sola mañana si anochece y no estamos.
Pareceré borroso, pero nunca temas porque
vendré a la noche en punto para apartarte el pelo
de la frente y leer lentamente todo aquello
que, sobre la delgada línea del presente,
estoy intentando –triste y lúcido- contarte.
Volveremos a ser nítidos, igual que ahora,
-animales sin tiempo-,
y nunca olvidarás que alguna vez fui un muchacho
y mi amor caminaba sobre los flacos símbolos
con una sencillez que nunca más conocimos.
Que fui un muchacho y te quise
sobre cada palabra que, ahora que no estamos,
tú rescatas igual que a un libro de las llamas.
Iván Onia Valero (2008)
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Iván, siempre que lo leo recuerdo a Benedetti, siempre, no sé decirte muy bien por qué, no soy una experta en poesía como bien sabes. Sin embargo, como lectora has de saber, que en esto que aquí has colgado no tienes nada que envidiarle. Es cercano, tranquilo, directo, envolvente como una chimenea o como la lluvia, esperanzador y triste al mismo tiempo. Sublime.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus cálidas observaciones, ponerme al lado de Benedetti es casi una blasfemia, pero me alegra leer esto que reconoces cuando lo lees. Un abrazo.
ResponderEliminarivan sabes quien soy a lo mejor por la forma de escribir...jaja.un abrazo misterioso.
ResponderEliminarNi idea, pero gracias por el abrazo jeje
ResponderEliminarY cuando Alejandro vio la inmensidad de sus dominios lloró porque no había más mundos que conquistar.Ojalá te pase lo de Alejandro pero sin pasarse jeje
ResponderEliminarAnda que no se le saca partido a la pestañita de anónimo, seguimos de abrazos y misterio...ni idea
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