miércoles, 6 de enero de 2010

Plaza del salvador

Está íntima la tarde, los turistas
aprenden a volar y a ser inmortales
imitando a los pájaros novatos,
y los trozos de cielo que capturan
sus digitales guardan el milagro
secreto de las cosas que empiezan a ser
lentamente recordadas.

Vine aquí para ser salvado.











En ninguna persona logro hallarme,
ningún diálogo. Nada que esté aquí.
He venido a esta plaza para salvarme
y me voy con las manos llenas de nada.

Sólo la bolsa que contiene el libro
recién comprado me tira hacia abajo,
me devuelve a la tierra, los poemas
pesan, me llagan los dedos, quieren salvarme.

Es tan bella la Plaza del Salvador;
la fuente de sus risas, el chocar
de los vasos alegres, los charcos de cerveza.
Y mi sosiego está tan lejos:
en el crujido azul de las palabras.

Iván Onia Valero

1 comentario:

  1. Una descripción de un lugar, unos sentidos y unos sentimientos que sólo un sevillano de nacimiento o de adopción puede entender.

    Juan Antonio

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