sábado, 1 de junio de 2019


Después de todos, están esos otros
que ya has leído o que nunca has abierto,
pero siempre llevas encima;
en el bolsillo del pantalón,
en las maletas abisales,
en las bocas tiernas de la ropa de invierno.

Son el patrimonio rectangular de la rutina,
los gramos que un día perderemos con la muerte.
A veces los abres:

cambian los sentimientos, pone banderas negras la experiencia, pero hay una piedra luminosa de donde nace la mirada, hay un agua estremecida de donde nace la risa, que son siempre iguales en la caverna del ser.
Eso encontré en ti, en ella

y luego les cierras los élitros amarillos
contra tu carne.
Otras veces,
antes de adentrarte en los bosques,
los palpas por encima de la camisa
como un revólver heredado.

Iván Onia Valero de Hermanos de Nadie (Karima Editora 2015)

1 comentario:

  1. Todos los revólveres disparan contra uno mismo, pero algunos nos hacen creer en los retornos (revolver).

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