sábado, 25 de mayo de 2019

I started a joke


I started a joke
which started the whole world crying


Como a la luz de los últimos tragos
sabe la oscuridad tomar relevo.

He aprendido a subirme las solapas
y a abrocharme el último botón
cuando todo se va abriendo a mi espalda
con la hojalata del amanecer.

A duras penas he aprendido a andar
sobre la recta púrpura -navaja
del día y de la noche- pero ya
el olor del café recuerda al de
la placenta y los taxis que te daban
conversación de amigo fingida,
saben cegarte de velocidad
en esta hora, igual que pálidos huevos
que vienen y van de los hospitales.

Es veloz comprobar también que no
estamos solos como creíamos,
que la mañana se puebla de voces duras
y empiezan a cobrar sentido los
guiños acostumbrados del semáforo.

Hay lugares comunes floreciendo
del centímetro de voz en la radio:
gotas de lluvia, índices de sangre
y viceversa, todo sin castigo,

y mi sonrisa -araña y levadura-
también regresa para abrir el día
como si no pasara nada. Vuelve
la alegría de aquel que nunca supo
soportar la tristeza de los otros,
el que camina desde las tinieblas,
desde la soledad ámbar del hielo
para que este reloj siga escupiendo
afuera un gramo más del invierno.

Iván Onia Valero de Galería de Mundo y Olvido (Ediciones en Huida, 2013)

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