domingo, 30 de septiembre de 2018


el amor mío

es un corazón inmenso tragando polillas

el verde campo los cuatro pies que a gritos le

caminan

después de la sonrisa de asomarme hasta su puerta

y cerrarme los ojos en este nombre suyo

de niño con corbata y manos rojas

que siempre cuando es lejos yo extraño

como a los ríos que se ponen a aguardar paisajes

como a las castañas que bizquean en los bolsillos

cuando es hombre de muchas fuentes

de muchas ventanas abiertas a la planicie de la nieve

el amor mío

me ordena el pelo como cálidos domingos verdes

como campanarios de iglesias propicias a los hijos

tiernos

de mujeres con muslos fuertes que se rascan la nariz

que se agarran los perdones y los cuidan y los nanan

y los paren en pequeño y a escondidas

el amor mío

me acurruca en su bostezo y se le vuelven jardines los

brazos

y mancha de chocolate con pan el labio

tan amargo tan de sucio y buena leche

y es a mí a quien viene y sucede con un tobillo torcido

sorprendido y deformado de frotarnos los caminos

de rugirnos las tripas el hambre inmensa

de querernos tranquilos y brillantes y diáfanos al frío.

María Sotomayor

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