miércoles, 23 de mayo de 2018

André Chenier


Y fue durante ese dolor cuando me llegó el amor.
Una voz llena de armonía decía: “¡sigue viviendo! ¡Yo soy la vida!
¡el cielo está en tus ojos!"
Es todo lo que te rodea; es la sangre, el barro.
Yo soy divina, yo soy el olvido.
(¡Tú no estás sola! ¡Yo recojo tus lágrimas!
¡Yo me encuentro en tu camino y te socorro!
¡Sonríe y espera! ¡Yo soy el amor!
¿Alrededor todo es sangre y barro?
¡Yo soy divina! ¡Soy el olvido!)
Yo soy el dios que desciende del Cielo a la Tierra
para hacer de la Tierra un Cielo!
Ah! ¡Yo soy el amor, yo soy el amor!

Umberto Giordano y Luigi Illica

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