viernes, 31 de marzo de 2017

29-III-2017 un ratito de poesía en Un gato en bicicleta


Momento del recital de Juan Cuevas y mío ayer en la librería Un gato en bicicleta

En la lealtad somos, del amigo venimos.
Porque morir también es ir olvidando
las líneas que nos forman, las miserias mal cosidas,
los tragos al espíritu,
hasta que perdonamos nuestra vida
en la vida de los otros.
Del amigo venimos,
del brazo de madera que flota en el lodo
con una persistencia ancestral,
de los labios pegados que ya no preguntan
porque hace tiempo que somos el hueco
donde había un secreto.
La amistad es redonda y simple como una ubre,
fiel, como un cuchillo bajo la almohada.
Al final de este túnel de azafrán
están los amigos con sus mil costados
abiertos, vertiendo una leche mansa
en la nuca de los hijos que empiezan.
Un amor cardinal que los levanta
y les sacude la ropa.
Un amor de martillos y de flores
para aprender las buenas palabras.
Un amor como pozos escondidos
donde flotan tragedias azules,
donde persisten las sienes cubiertas
por la leyenda y la verdina.

Sólo sabemos ser en los otros,
en su caudal sin rostro.
Un amigo es la voz que reconoces
sin asombro en mitad de la tormenta
y te abrocha el botón por el que asoman
los diez rinocerontes de la lástima.
Es el libro que ha quedado tras el incendio,
es el desorden contra la tristeza.

Iván Onia Valero fragmento de "Un cocodrilo" poema perteneciente a El decapitado de Ashton (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2016)

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