martes, 26 de febrero de 2013



Hay una vieja trampa en el arte, que atrapa la parte más horrenda del artista y la parte más hedionda de su público, y la agita entre la equívoca sonata del lenguaje, y forma así, desde hace siglos, un simulacro de comunicación: No hay perversión mayor que ese disfraz. Bello parece el acto de ayudar al condenado a cavar su agujero: y sin embargo es monstruoso. Desde hace siglos viene sucediendo.
Es una de las formas del arte.

Félix Grande

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