jueves, 8 de diciembre de 2011
Aquí no volveré más. Aquí he sufrido
aquí he sufrido sin que nadie se beneficie.
Ese dolor fue una mortaja
que asfixiaba mis horas, mis semanas, mis meses
y pervertía mi corazón. No volveré.
Si a esos muros, si a esas imágenes
logra olvidarlas mi sereno rencor,
si ese fardo de sufrimiento estéril
se desprende algún día de mi memoria
todo eso morirá; deseo su muerte. Que desaparezca.
Nada creció, nada creció, fue todo
contracción, pérdida, sarcasmo. Me voy.
Me alejo de esto para siempre.
Y no haré una elegía (este poema
ya ha degollado a la nostalgia):
y no haré una elegía, pues si sublimo
a ese dolor bastardo tendría que despreciarme.
Me voy de aquí, untando orgullo
en este fracaso sin grandeza, aplico en él
una pomada de coraje. Perdí tiempo y sosiego,
tal vez salud; pero mi vida es mía.
Si existen sufrimientos que enriquecen
la vida propia o la de los otros, este no tuvo
esa coartada; fue un dolor ilegítimo,
conservarlo sería cobarde y vergonzoso:
la constancia merece algo más verdadero.
Muros, gestos, imágenes, meses de estepa,
quedáos ahí; yo me incorporo y me destierro.
La renuncia a un dolor inútil es respeto
a la libertad. Adiós, barrotes,
me llevo la pasión del sol, os dejo uno que fui
y que en esta página ha muerto. Me llevo
lo que queda de mi alegría.
Si vuelvo alguna vez, que me escupan aquéllos
que viven y mueren por algo.
Félix Grande
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Están en algún sitio / concertados
ResponderEliminardesconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada
nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos
ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen
cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo
cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían
están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio
Mario Benedetti
Si no me equivoco, este poema es "Los desaparecidos" ¿verdad?, un gran poema, gracias por traerlo al blog, un saludo.
ResponderEliminar