martes, 13 de julio de 2010

Poema para después

En realidad no quiero que digas.
Tumbada cicatriz. Tan sólo déjate
lamer los lomos por los mil silencios
que sobrevengan cuando no quedemos
o este lápiz no sepa en qué posarse
abriendo la granada de los días.

Ojalá nunca sepas de mi boca
el lugar en que fui caído, olvido
de cada golpe en que te fui venciendo.
Para perderte sin prisa después
en cada labio que- futuro- te abra.

Iván Onia Valero
















El poeta Mario Benedetti en plena labor.
FOTOGRAFÍA DE EDUARDO LONGONI

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