jueves, 29 de agosto de 2019


Mirando estoy tus ojos desatados, la violenta belleza que te mata, lo que de niña tienes, y de muerta, el cuchillo en que cifro tu tristeza. Mirando estoy una candente niña que se me va en los fuegos de la luna, lo que tanto he querido, esa penumbra que el día siguiente teje, cuando pasas. Mirando estoy, amor, como una tapia, el trayecto que dejas ante el tiempo, y llorando en lo dulce de la piedra, el pedazo de sombra que me quitas.

Francisco Umbral

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