viernes, 14 de julio de 2017

La noche de William Bloom


Mañana mataré a un hombre,
estoy mirando mi hacha mirarme.
Esta caterva de asnos me da ganas de vomitar.
Hoy han dejado flores en mi ventana
con una nota:
“suerte para el domingo, Will,
estamos aguardando tu hacha”

Yo también pertenezco a una raza que persigue
la perfección y se destruye a cada paso,
como si Dios hubiese huido de espanto
al adivinar la naturaleza de sus errores.

Mañana mataré a un hombre.
Una noche hablé con él de cosas asombrosas,
historias nuevas de frío y de mala suerte.
Bebimos hasta el filo del olvido,
brindamos por la vida del poeta
que atraviesa montañas con su madre
del brazo para darle tierra.
Cantamos versos en grito
golpeando la mesa con los puños.
Nos echaron a la calle y allí nos abrazamos,
luego se perdió calle abajo
cantando Inesita del alma mía.
No lo he vuelto a ver.

Mañana mataré a ese hombre,
–mi hacha también me mira las manos
rojas y endecasílabas, temblando–
Convoco en estas horas a los dioses
en los que alguna vez creí, los llamo
con la única oración que he aprendido
todo este tiempo para que mañana,
cuando lo aten y le limpien la nuca,
no me recuerde.

Iván Onia Valero de El decapitado de Ashton (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2016)

No hay comentarios:

Publicar un comentario