Marcamos muchos goles. Pero nunca olvidaré el partido contra los aniñados de Villaflora que íbamos perdiendo 3 a 0, hasta que el "maestrito Betancourt" hizo: un ramo de gardenias, colgó el sol en plena noche, sacó una guirnalda de pedrería preciosa, clavó el amor en el negro lomo de un becerro, alimentó a las almas perdidas del infierno, creó música infinita, achicharró al tedio y dio paso a la fanfarria. Fue un ángel fustigando a los mercaderes, hirió de muerte a los lambones, prendió fuego en los ojos de los niños, hizo llover en el Sahara, borró todo tipo de fronteras, atravesó el mar Rojo sin mojarse, se metió en el bolsillo cuanto transeúnte se detuvo a observarlo. Dribló a los postes de la luz, las casas, los carros y tachos de basura del barrio, besó una por una a las más bonitas, escandalizó a las señoras, dio una media tijera de purísimo oro para el fotógrafo, se hizo un carrusel entre los elefantes que sostienen el planeta y dejó a la pelota poliédrica reflejando el uso de nuestro tiempo. Ese partido ganamos 5 a 3. Yo no hice ningún gol.
Edwin Madrid
Eso es poesía y fútbol.
ResponderEliminarY por fin los brotes verdes,
hay una buena noticia:
el Betis se hunde, je,je.
N.
como diría un amigo mío, señor N, aquí no hay más cuernos por falta de calcio
EliminarTu amigo se equivoca. Si algo tuviese que ver la queratina con ese metal seríais los aficionados al calcio español los que andaríais cabizbajos –por el peso- enredados siempre en cualquier cosa, y más los béticos. A mí el fútbol ni me va ni ve viene. Como aquel: “No he pertenecido nunca a ninguna secta política, social ni relijiosa…”, e igual que el otro “Nunca pertenecería a un club que admitiese gente como yo.”
ResponderEliminarAparte la bendita guasa –acababa de leer un maldito periódico y fue una asociación de ideas-, me ha gustado mucho la entrada. Gracias por darlo a conocer.
N.
Puedes apear el tratamiento si quieres.