miércoles, 30 de enero de 2013

Baños

En la puerta hay inscripciones, roturas, nombres, marcas de bolígrafo, manchas marrones, quemaduras pequeñas, crueldades, el rastro de toda la tribu defecadora que ha pasado por aquí. Una sexualidad elemental, la torpeza de unos órganos genitales, alguna alusión política, confusa, directa, un nombre de mujer, Petri, una pe demasiado grande, el tipo empezó con entusiasmo, con grandiosidad que luego desfallece en las otras letras, terminadas de cualquier manera.
Qué poco dura el amor.


















Francisco Umbral

viernes, 25 de enero de 2013

Elegía



















Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Miguel Hernández

miércoles, 23 de enero de 2013

Nueva etiqueta para las Puntas del Tiempo: Poemas de Horizonte

Con esta nueva etiqueta, Poemas de Horizonte, voy a intentar dar cabida a voces poéticas jóvenes que no hayan tenido aún una experiencia en la publicación. Voy a estrenarla con un poema del poeta de Sanlúcar de Barrameda, Alberto Pacheco. Si sueles entrar en Las Puntas del Tiempo y quieres mandar algún poema para que lo cuelgue, mándalo por un mensaje privado a cualquiera de las entradas. Saludos.

LA ESENCIA DE LOS SUEÑOS

Jamás expongas tu conciencia
al incierto invierno
de las quimeras.
Caminar
sin brújula, pisar la tierra
con el asombro del primer humano
que sostuvo en sus dedos
el sol metálico del oro,
son tus vacunas frente a la locura
de quien descubre las vacías páginas
del libro del sentido de la vida.

Cuídate de los sueños,
pero, si por algún motivo,
si por cualquier razón que no me importa,
decides ignorar cuanto te digo,
ten la certeza de que en ellos,
en los sueños, no se sustenten
los pilares de tu existencia.

Y procura que sean inviables,
cuanto más imposibles
mucho mejor, pues, si cualquier
día consigues alcanzarlos,
verás desnudo el cuerpo de la vida,
y sentirás el frío de su boca,
y la desilusión vendrá a tu cama
como la vez primera que besaste otros labios.














Alberto Pacheco

lunes, 21 de enero de 2013

Poemas en los huesos XXXVI

Cuánto paisaje fuimos.
Rama de invierno o lago.
Cuánta batalla y faro,
cuánta esfera y camino.
Calle de sangre y pianos.

Iván Onia Valero


domingo, 20 de enero de 2013

El animal de llanto lame las sombras de tu madre y tú recuerdas otra edad: no había nada dentro de la luz; sólo sentías la extrañeza de vivir. Luego venía el afilador y su serpiente entraba en tus oídos.

Ahora tienes miedo y, de pronto, te embriaga la exactitud: la misma fístula invisible está sonando bajo tu ventana: ha venido el
afilador.

Oyes la música de los límites y ves pasar al animal del llanto.


Antonio Gamoneda

sábado, 19 de enero de 2013

Catastrophic Magic Band

Y usted ¿qué espera de mí?
que le detenga yo a la madrugada
y que la cara oculta de la luna mire para su ventana,
que le desatragante el porvenir,
que le cierre los ojos y cuando los abra
aparezca en la calle, divina y urbana,
de un nuevo país.

Juan Carlos Aragón

viernes, 18 de enero de 2013

No hace al muerto la herida

No hace al muerto la herida,
hace tan sólo un cuerpo inerte;
como el hachazo al tronco,
despojado de sones y caricias,
todo triste abandono al pie de cualquier senda.

Bien tangible es la muerte;
mentira, amor, placer no son la muerte.
La mentira no mata,
aunque su filo clave como un puñal alguno;
el amor no envenena,
aunque como un escorpión deje los besos;
el placer no es naufragio,
aunque vuelto fantasma ahuyente todo olvido.

Pero tronco y hachazo,
placer, amor, mentira,
beso, puñal, naufragio,
a la luz del recuerdo son heridas
de labios siempre ávidos;
un deseo no cesa,
un grito que se pierde
y clama al mundo sordo su verdad implacable.

Voces al fin ahogadas con la voz de la vida,
por las heridas mismas.
igual que un río escapando;
un triste río cuyo fluir se lleva
las antiguas caricias,
el antiguo candor, la fe puesta en un cuerpo.

No creas nunca, no creas sino en la muerte de todo;
contempla bien ese tronco que muere,
hecho el muerto más muerto,
como tus ojos, como tus deseos, como tu amor;
ruina y miseria que un día se anegan en inmenso olvido,
dejando, burla suprema, una fecha vacía,
huella inútil que la luz deserta.











Luis Cernuda

domingo, 6 de enero de 2013