En un interminable gesto rubio,
también fuiste delgada y retahíla;
un inmenso mar sin pausa ni comas
a punto de morirse
–por amor oscuro–
dentro de la última página.
Iván Onia Valero de Galería de Mundo y Olvido
Ilustración de Álvaro Escriche
Bueno…, supongo que sabes de poemas a árboles: el ciprés, el olmo… Lo tuve claro desde que lo vi, pero pasó el tiempo que tanto te distrae. Eres joven, pero ya sabes que ninguna buena acción queda sin castigo. Es un pensamiento amargo, como el tiempo.
Ombú de La Cartuja. ¿Quién te pensó distante de tu ambiente, quién se arriesgó por medio de los mares? ¿Quién te plantó en tierra de olivares, quién te cuidó de joven diligente?
Qué bien aclimatado en el presente tan lejos su memoria, sus cantares, ombú de La Cartuja, los alfares apagados de toda aquella gente.
Atraviesas los siglos renovado en brotes de tu cuerpo tortuoso, notable monumento inacabado.
Quisiera que siguieses poderoso sobreviviendo al tiempo, recriado cual muestra del afán más generoso. N.
Bueno…, supongo que sabes de poemas a árboles: el ciprés, el olmo… Lo tuve claro desde que lo vi, pero pasó el tiempo que tanto te distrae. Eres joven, pero ya sabes que ninguna buena acción queda sin castigo. Es un pensamiento amargo, como el tiempo.
ResponderEliminarOmbú de La Cartuja.
¿Quién te pensó distante de tu ambiente,
quién se arriesgó por medio de los mares?
¿Quién te plantó en tierra de olivares,
quién te cuidó de joven diligente?
Qué bien aclimatado en el presente
tan lejos su memoria, sus cantares,
ombú de La Cartuja, los alfares
apagados de toda aquella gente.
Atraviesas los siglos renovado
en brotes de tu cuerpo tortuoso,
notable monumento inacabado.
Quisiera que siguieses poderoso
sobreviviendo al tiempo, recriado
cual muestra del afán más generoso.
N.