jueves, 27 de octubre de 2011

Cita vespertina

El joven carnicero con la bata manchada
y las uñas manchadas,
indiferente silba
una canción de amor.
Espera ansioso las cinco de la tarde
-esa hora en que el sol coagula su gran ojo-
para lavarse y lustrar su peinado
e irse al cine con esa chica simple
con cuyos senos sueña
hace ya tantas, tantas noches.













Piedad Bonnet
Cuadro sin título de Jonathan Cadavid Marín. Obra ganadora de la VI Bienal Internacional de Arte SUBA 2008, en Bogota Colombia.

domingo, 23 de octubre de 2011

Los flacos símbolos















Es esta pobre sangre la que te hará
menos sola mañana si anochece y no estamos.

Pareceré borroso, pero nunca temas porque
vendré a la noche en punto para apartarte el pelo
de la frente y leer lentamente todo aquello
que, sobre la delgada línea del presente,
estoy intentando –triste y lúcido- contarte.

Volveremos a ser nítidos, igual que ahora,
-animales sin tiempo-,
y nunca olvidarás que alguna vez fui un muchacho
y mi amor caminaba sobre los flacos símbolos
con una sencillez que nunca más conocimos.
Que fui un muchacho y te quise
sobre cada palabra que, ahora que no estamos,
tú rescatas igual que a un libro de las llamas.


Iván Onia Valero (2008)

lunes, 17 de octubre de 2011















Es mi cuerpo sarmiento retorcido,
girasoles furiosos contra la luz de junio,
vientre de estopa,
cabeza de ceniza,
o bártulo inservible en la estación de invierno.

Yo lo pude ser todo,
pero devora el tiempo...

El amor es un trueque de magia por escombros.


Rocío Hernández Triano

jueves, 13 de octubre de 2011

Vino

En el bronce de Homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
J.L BORGES












El vino es inteligente,
el vino viste de rojo,
el vino cierra los ojos,
el vino habla y no miente,
el vino tiene coraje,
por eso vive encerrado,
y con tu cara de ángel
hizo contigo el pecado.
Eres fruto de la fruta de la viña nuestra,
viña que no es barrio pero lo parece
porque la trabajan descalzos los hombres.
Y eres sangre derramada sobre nuestra mesa
dándole calor a los manteles blancos
donde vive el pan, el pan tu compañero.
Y eres la revolución de cada mediodía,
y eres de mi melodía el más arrabalero.
Contigo tuve el mundo
en mi hueso profundo,
contigo fui valiente,
le dije a la gente
que tú eras mi hermano.
Contigo fui culpable,
divino y miserable,
contigo fui canalla
hasta que en las murallas
nos enamoramos.
Contigo tuve tanto
para calmarme la sed,
que sin ti no sé cumplir
ni un solo mandamiento
y tan sólo me arrepiento
del que no he podido beber.

Juan Carlos Aragón Becerra. Los Ángeles Caídos. 2002
Cuadro:La juventud de Baco. William Adolphe Bouguereau. 1884

domingo, 9 de octubre de 2011

Dominical













La tarde de domingo es un pingajo
del calendario con sangre de fiesta.
Aquí queda todo el polvo de las cosas
diarias que fueron y que nunca más
volverán a rajarnos la memoria.
Aquí quedan los huesos semanales
del lunes antiguo,
del martes sin chicha,
del miércoles galopante,
del jueves meridiano,
del viernes sin promesa,
del sábado sin noche.
De este presente de radio y de hierba
que nace con el rostro gris y duro,
anticipante de un tedio fraccionado
que empieza mañana.

Iván Onia Valero (2009)
Cuadro: Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Georges Seurat

miércoles, 5 de octubre de 2011

Recuerdo de lo que no seré


Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro…
ese aquel que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería.
MARIO BENEDETTI



Cada noche amanezco fulminado
por los escozores de la conciencia
y por el rayo de la memoria.
Me liquida en punto la madrugada
el recuerdo de lo que no seré,
así que pasen los días
y vuelva a reventarme contra esta cama
o aprenda a borrar cicatrices
con las horas.
Quisiera desenvenenarme de ellas,
de las escamas y de los misterios,
la frágil intimidad del tiempo
que va llenándome las manos de
todo lo que nunca tuve:
el piano,
el verso,
aquella vida.


















Iván Onia Valero (2007)

sábado, 1 de octubre de 2011

Poema con adversario

Es la satisfacción de combatir a la duda.
El movimiento idóneo sobre el tablero.
Escoger la palabra, la expresión entre todas,
saber que no podrá ser ya otra nunca, sólo esa.
Escribirla en voz alta y no querer saber ya
qué podría haber sido si aquel adjetivo
era en realidad otro o ninguno,
si realmente aquel paisaje eran sus ojos.
Mirar al adversario y saludar triunfante
-diciembre de dos mil ocho-.
Cerrar el cuaderno como se abren los puños.












Iván Onia Valero
Ilustración de Rafael Blanco