jueves, 21 de enero de 2010

Noches de bohemia

Tremenda la forma de volver de Juan Carlos Aragón este año, "hago así de la vida un placer que es hacer lo que dicen que no debo hacer y compruebo que el hombre no sabe la vida tan bella que deja de lado, si la vida como una aventura no hay mayor fortuna que vivirla bien y por eso mi reino no es lo que tengo sino lo que hago..." pues qué quieren que les diga, punto y aparte, disfruten.

martes, 12 de enero de 2010

Un día

He aquí un poema que se desangra queriendo ser himno, las palabras que reclutan bajo sí a la leva de los que esperan un día, pero no saben qué esperan, el ejército de los descreídos de la vida que sin embargo aguardan como una punta eléctrica, algo que los ilumine a tiempo, como el trasplante de una esquina de la primavera.

Iván Onia Valero

POEMA CANCIÓN DE GIL DE BIEDMA PARA ESE DÍA

He aquí que viene el tiempo de soltar palomas
en mitad de las plazas con estatua.
Van a dar nuestra hora. De un momento
a otro, sonarán campanas.

Mirad los tiernos nudos de los árboles
exhalarse visibles en la luz
recién inaugurada. Cintas leves
de nube en nube cuelgan. Y guirnaldas

sobre el pecho del cielo, palpitando,
son como el aire de la voz. Palabras
van a decirse ya. Oíd. Se escucha
rumor de pasos y batir de alas.

Jaime Gil de Biedma

miércoles, 6 de enero de 2010

Plaza del salvador

Está íntima la tarde, los turistas
aprenden a volar y a ser inmortales
imitando a los pájaros novatos,
y los trozos de cielo que capturan
sus digitales guardan el milagro
secreto de las cosas que empiezan a ser
lentamente recordadas.

Vine aquí para ser salvado.











En ninguna persona logro hallarme,
ningún diálogo. Nada que esté aquí.
He venido a esta plaza para salvarme
y me voy con las manos llenas de nada.

Sólo la bolsa que contiene el libro
recién comprado me tira hacia abajo,
me devuelve a la tierra, los poemas
pesan, me llagan los dedos, quieren salvarme.

Es tan bella la Plaza del Salvador;
la fuente de sus risas, el chocar
de los vasos alegres, los charcos de cerveza.
Y mi sosiego está tan lejos:
en el crujido azul de las palabras.

Iván Onia Valero

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

J.L Borges